HISTORIA DE LA ZARZUELA

La zarzuela es el nombre con el que se ha venido en denominar, de un modo general, al teatro lírico español, recibe el nombre por un paraje próximo a Madrid que durante el reinado de Felipe IV se ensanchó y rodeó de fuentes y jardines, que servía de descanso en las cacerías y al que se denominaba La Zarzuela por las muchas zarzas que allí había. En este palacete cuando el tiempo no era propicio para cazar o bien después de las cacerías se invitaba a actuar a los actores de los teatros madrileños. Aunque en un principio se cantaban piezas sueltas (canciones, dúos, coros, etc.) pronto se comenzaron a escribir para estos acontecimientos obras en dos actos denominadas "Fiestas de Zarzuela", de cuya música poco se sabe.

La llegada en los primeros años del siglo XVIII de los Borbones a España supone un gran cambio en los modos y costumbres, y sobre todo la invasión de la música italiana, por lo que el teatro lírico español que era simplemente de circunstancias se ve arrollado por la opera italiana. Son estos los momentos en que la música española está gobernada por Farinelli. Tras la muerte de Fernando VII, en 1759, sube al trono de España Carlos III, que no demuestra interés por la ópera y devuelve a Farinelli a su país.

Como reacción contra la música italiana, que había sido impuesta desde palacio, nace la tonadilla escénica. Hay quien considera a ésta como una pequeña zarzuela. La tonadilla, cuya duración no supera la media hora, basaba su melodía en el folclore, despreciada por la sociedad aristocrática, encuentra un gran arraigo en el pueblo. La tonadilla se inicia a partir de los años 1750, tiene su periodo de madurez y apogeo entre 1770 y 1790 para, tras mixtificarse llegar al ocaso y total olvido entre 1811 y 1850. Entre los grandes compositores de tonadillas debemos citar a Blas de la Serna y Pablo Esteve.

Con el apogeo de la tonadilla vuelve a reaparecer la zarzuela, olvidada con la llegada de los Borbones, este resurgir se produce de manos de Ramón de la Cruz, que troca los personajes mitológicos o egregios, imperantes en la opera, por aldeanos, cazadores y gente del pueblo, lo que despierta el interés del publico por el genero.

A principio del siglo XIX la zarzuela había desaparecido de los teatros barrida por la opera italiana. Cuando el 15 de julio de 1830, por iniciativa de reina María Cristina, cuarta esposa de Fernando VII, se crea por Real Decreto, el Conservatorio Real de Música, este se pone en manos italianas, pues la reina pertenece a la rama napolitana de los Borbones, y estaba interesada tan solo por la música de su país. Afortunadamente esta invasión se ve paliada al ser nombrado profesor de contrapunto y composición un insigne artista español, don Ramón Carnicer, que ejerce una labor responsable.

Para celebrar el natalicio de la infanta de la infanta Mª Luisa Fernanda, en 1852, los profesores del Conservatorio, Ramón Carnicer, Pedro Albeniz, Baltasar Saldoni y Piermarini, componen una opera con texto en castellano, Los enredos de un curioso, calificada como melodrama. El propio Saldoni en la presentación de la obra recordó que el aspecto de esta pequeña opera era similar al de la antigua zarzuela. A esta le siguen otras obras pero sin trascendencia alguna. En marzo de 1839, Basili estrena una obra bajo la calificación de * comedia-zarzuela+ , La novia y el concierto; animado por el éxito presenta en 1841 otro titulo, El contrabandista, al que le siguen El ventorrillo de Crespo y Los solitarios.

La zarzuela, que ya contaba con autores como Oudrid, Gaztambide, Inzenga y Hernando, se enriquece con la incorporación de Arrieta y Barbieri, autores un tanto italianizantes, que van a aportar una gran calidad tanto estructural como musical al genero. Así se llega a 1856 fecha en la que se inaugura el teatro de la calle de Jovellanos, que al recibir el nombre de Teatro de la Zarzuela supone la contribución definitiva de este nombre para denominar al teatro lírico español. Este progreso de la zarzuela atrae a nuevos compositores, siendo el más destacado de ellos Manuel Fernández Caballero, pero sin olvidar a músicos como Miguel Marqués o Angel Rubio.

No será fácil la singladura de la zarzuela a través de los años, pasará por diversos ocasos que la llevan casi a la desaparición. Uno de estos momentos difíciles se presenta en la aparición, en septiembre de 1860, de los Bufos de Arderius, imitación de Les Bouffes Parisiens, que aunque acogidos en los círculos intelectuales con desprecio, gozaron, en detrimento de la zarzuela, del favor del publico hasta 1873

Los años que van de 1876 a 1878 suponen el renacimiento con grandes bríos de la zarzuela, al tiempo que adquiere relevancia el genero chico, que consiste en poner música al fruto de unir aquel invento de Vallés, Riquelme y Lujan, para explotar el teatro por horas, a base de piezas de cortas dimensiones, con el sainete, olvidado desde la muerte de Don Ramón de la Cruz. Este invento un tanto discutido al principio, arraigó fuertemente en el publico, hasta el punto de que hoy en día es frecuente confundir los términos genero chico y zarzuela. Con el genero chico la zarzuela llamada grande volvía a recibir otro competidor. Este genero tuvo gran acogida en varios teatros, pero el que destacó muy especialmente fue el Teatro de Apolo, que tuvo el honor de ostentar el titulo de * Catedral del genero chico+ y en el que se hizo famosa su cuarta sesión * la cuarta de Apolo+ . Muchos y gloriosos son los títulos de un genero que de chico solo tiene la duración, muchos y grandes fueron los compositores que aportaron su música a este genero y algunos tan alejados en principio de él como Tomás Bretón, lo que no le impidió ser el autor de uno de los títulos más emblemáticos, La verbena de la Paloma; pero el mayor exponente lo tuvo en la figura de Federico Chueca, tanto por lo humano de su figura como por lo popular de su inspiradisima música. Citar todas las obras que contribuyeron a hacer de este genero el más popular sería prolijo, pero hay tres que por su significación poseen luz propia y están en la mente de todos: La verbena de la Paloma, La revoltosa y La Gran Vía

Hacia 1880 aparece en el panorama de la zarzuela otro nombre famoso, Ruperto Chapí que junto con el tandem Chueca - Valverde, ofrecen a esta grandes frutos, a estos les seguirán más tarde, el hijo de Joaquín Valverde, Quinito Valverde, y López Torregrosa

El transito del siglo XIX al XX y los primeros años de este traen al genero algunos de sus autores más relumbrantes, Amadeo Vives, José Serrano, Jerónimo Jiménez y Miguel Nieto entre otros. Aportarán su vena artística dejando títulos que van a dar solidez a la zarzuela, Doña Francisquita, Maruxa, El baile de Luis Alonso, La boda de Luis Alonso, Bohemios, La reina Mora, La dolorosa o Las golondrinas del malogrado Usandizaga, son tan solo algunos de ellos.

El auge de la opereta vienesa, no pasa desapercibido para el mundo de la zarzuela, siempre permeable a influencias exteriores, y viene a renovar el genero chico que se encontraba un tanto decadente, Pablo Luna es su principal exponente con obras como Molinos de viento, El asombro de Damasco y Benamor, también Vives se encuentra cómodo en este genero, sobresaliendo con La generala.

La decadencia del genero chico conduce a una especie de subgénero que se denominó * sicalíptico+ , en él predomina el desenfado y la abundancia de situaciones picantes cuando no francamente * verdes+ , es Vicente Lleó su máximo exponente al tiempo que el autor de la obra más emblemática, La corte de faraón. También aparece el denominado humorísticamente genero ínfimo, pero este es un genero que queda al margen de la zarzuela.

La segunda década del siglo aporta varios compositores de talento, Francisco Alonso, Jesús Guridi, Reveriano Soutullo, Juan Vert y Manuel Penella. Se extiende este periodo hasta 1936 y constituye el ultimo gran periodo de la zarzuela, caracterizando a esta etapa una gran creatividad. Los últimos grandes compositores de zarzuela son Jacinto Guerrero, Pablo Sorozabal y Federico Moreno Torroba, y tienen en su haber títulos tan conocidos como El huésped del sevillano, La montería, La fama del tartanero, La rosa del azafrán, La del manojo de rosas, Don Manolito, La tabernera del puerto, Katiuska, Luisa Fernanda o La chulapona, por tan solo citar algunas.

Es a partir de los años cincuenta cuando el genero deja de interesar y tan solo un lento y agónico gotear de títulos parecen querer evitar su muerte. La ultima zarzuela de renombre se estrena el 16 de noviembre de 1951, es la obra póstuma de Jacinto Guerrero, El canastillo de fresas. Paradójicamente el mundo del disco, de la mano de directores como Ataulfo Argenta, Pablo Sorozabal o Indalecio Cisneros, y voces como Pilar Lorengar, Teresa Berganza, Manuel Ausensi, Alfredo Kraus, Carlos Munguia, Inés Rivadeneira, y otros muchos nos deja sus mejores grabaciones. Hoy pasada esa fobia hacia lo nuestro, parece volver a despertar el interés del publico, un genero que debió evolucionar pero no desaparecer. Desde las instancias oficiales parece existir interés, ahí está el teatro de la Zarzuela, o la temporada de verano que todos los años se lleva a cabo en el Centro Cultural de la Villa, y agrupaciones de aficionados como el Club de la Zarzuela de Madrid de la Casa de Soria, nos permiten albergar esperanzas. Suerte para su singladura, que es la de todos los aficionados al teatro lírico español.

ARTURO  FERNANDEZ

 

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